lunes, 28 de enero de 2008

Sobre un nuevo índice de impacto

Me hago eco de un correo que me llega de la Red de Bibliotecas del CSIC. Dice así:

"El índice de impacto SCImago Journal Rank, elaborado por un grupo de trabajo español ha sido incorporado al servicio de enlaces SFX de la Biblioteca Virtual. Este es un índice alternativo al índice de impacto del Journal Citation Report, se diferencia de éste porque su acceso es gratuito, incluye el análisis de un mayor número de revistas que el índice ISI (se basa en las citas de la plataforma Scopus) y utiliza una métrica similar a la usada por los buscadores para estimar la importancia de una página web en función de los enlaces que apuntan hacia ella (en este caso cada cita equivaldría a un enlace). Esta métrica , al menos en teoría, debe estimar de una forma más realista la importancia de la revista.
La revista Nature se hizo eco de la aparición de este nuevo índice en su número 451 (
http://www.nature.com/news/2008/080102/full/451006a.html) y parece haber tenido una buena acogida en ámbitos científicos.
La Unidad de Coordinación de Bibliotecas, a fin de introducir variedad en los puntos de vista respecto a la medición del impacto de las revistas ha hecho accesible este índice a través de la Bibioteca Virtual en el plazo más breve que nos ha sido posible.
Esperamos que sea de utilidad, por favor, difundid esta noticia entre vuestros usuarios.
Más información:
http://www.scimagojr.com/index.php".

En esta página web leemos que este trabajo lo han realizado en las universidades de Extremadura, Granada, Alcalá y Carlos III.

Ya hablamos en unas entradas anteriores (ésta y ésta) sobre los pros y los contras del famoso Impact Factor. No conozco tan profundamente el tema para emitir un juicio sobre cuál impacto es mejor. Seguro que éste también tiene sus puntos débiles.

Pero he hecho una comparativa buscando las revistas que tienen la palabra "wildlife" en su título. Los impactos según cada sistema son los siguientes:

Personalmente me llama la atención el salto que da en este mini-ranking la revista Journal of Widlife Diseases. A mí siempre me había sorprendido que esta revista nunca alcanzase mayor índice de impacto (nunca llega a 1) pues es una revista muy citada en nuestra área. Cierto es que publica muchos artículos en cada número, y esto diluye el índice de impacto. Sin embargo, con el índice del SJR supera incluso al Journal of Widlife Management, revista que siempre presenta un respetable índice de impacto (en nuestra área, insisto).

Observamos además que otras dos revistas que no entran en el SCI sí lo hacen en el SJR, aunque su índice sea bajo. En cualquier caso, considero que la variedad es positiva, y espero que los organismos oficiales estudien la idoneidad de usar este nuevo índice.


Otras curiosidades: por ejemplo, el ranking de países, en el que vemos que España no sale mal parada y que la mitad de las citas de los norteamericanos son auto-citas...

En el apartado "Veterinaria" perdemos algunas posiciones (13º). Ganamos sin embargo una en "Parasitología" (8º) y tres en "Microbiología" (6º). Y yo me pregunto: ¿cómo co... lo hacemos?

domingo, 27 de enero de 2008

Competición mediada por parásitos

Las especies animales que conviven en un mismo hábitat en algunos casos compiten por los recursos: los carnívoros por presas, los granívoros por semillas, etc. Existe un tipo de competición directa que es generalmente conocida: simplificando un tanto, una especie expulsa a otra porque es más grande o más fuerte. Por ejemplo, es bien conocido que el lince ibérico mata a otros carnívoros dentro de su territorio con el único fin de eliminar competencia.
Sin embargo, existe también una competencia indirecta. La competición mediada por parásitos (parasite-mediated competition o apparent competition en inglés) es una teoría que propone que una especie puede expulsar a otra a través de un agente parasitario o infeccioso que ambas comparten, pero que para la primera es poco dañino pero para la segunda lo es mucho.
Este fenómeno se ha estudiado en varias especies, pero en concreto, vamos a resumir de qué manera la ardilla gris (Sciurus carolinensis), una especie invasora procedente de Norte América, está expulsando a la ardilla roja (Sciurus vulgaris), autóctona, en Gran Bretaña.

Fotos: arriba, una ardilla roja; abajo, una ardilla gris.

Las poblaciones de ardilla roja comenzaron a ser menos abundantes tras la introducción de la gris. En principio se creyó que se trataba de un tipo de competencia directa por los recursos, pues la ardilla gris es más grande que la roja. Sin embargo, se observó que la ardilla gris trajo consigo un virus (Paramyxoviridae) al que eran resistentes, pero que resultó mortal para la las ardillas autóctonas.
Los modelos desarrollados por Tompkins y colaboradores apoyan la teoría de que se ha producido competencia tanto directa como indirecta. Esto se puede observar en las siguientes gráficas:

Gráficas: a) evolución de las poblaciones de ardilla roja (línea discontinua) y gris (continua) según datos de campo; b) predicción de un modelo matemático que incluye competición directa e indirecta; c) predicción de un modelo matemático que sólo incluye competición directa. Vemos que el modelo b) se aproxima más a la realidad.


Viene a mi mente la exterminación de las poblaciones indígenas caribeñas tras la llegada de las enfermedades portadas por los europeos y africanos. ¿No dejó de ser aquella una competencia mediada por parásitos?

Para saber más:
Tompkins, D. et al. (2000) Field evidence for apparent competition mediated via the shared parasites of two gamebird species. Ecology Letters 3,10-14
Tompkins, D. et al. (2002) Parapoxvirus causes a deleterious disease of red squirrels associated with UK population declines. Proc. R. Soc. B 269, 529–533
Tompkins, D. et al. (2002) Parasite-Mediated Competition among Red-Legged partridges and Other Lowland Gamebirds. J Wildlife Manage 66, 445-450
Tompkins, D.M. et al. (2003) Ecological replacement of native red squirrels by invasive greys driven by disease. Ecol. Lett. 6, 189–196
Rushton, S.P. et al. (2000) Modeling the spatial dynamics of parapoxvirus disease in red and grey squirrels: a possible cause of the decline in the red squirrel in the United Kingdom? J. Appl. Ecol. 37, 1–18

domingo, 20 de enero de 2008

¿Gato por liebre? ¡No, hormiga por baya!

Muchas especies de parásitos infestan, a lo largo de su ciclo, a varias especies de diferentes taxones. Por ejemplo, la duela Fasciola hepática tiene parte de su ciclo vital en caracoles antes de llegar a su hospedador definitivo, los ungulados (por ejemplo, vacas y ciervos).

Algunos de estos parásitos alteran el comportamiento de los hospedadores intermediarios de manera que sea más fácil alcanzar al definitivo. Por ejemplo, el trematodo Diplostomum spathaceum altera la visión de la trucha arco iris (Oncorhynchus mykiss) de manera que ésta se convierte en una presa más fácil para las aves, en las cuales el parásito cierra su ciclo.

Pues bien, recientemente, unos investigadores estadounidienses han observado la simpática manera que el nematodo Myrmeconema neotropicum tiene de asegurarse la supervivencia: altera la apariencia de las hormigas Cephalotes atratus de tal manera que éstas toman la apariencia de apetitosas bayas de color rojo, lo que confunde a los pájaros, que las enguyen equivocadamente.

Las hormigas parasitadas, que quedan de esta guisa

no sólo ven cambiada su apariencia, sino que trepan a lo alto de las ramas de los arbustos y se quedan quietas.

Sin embargo, los huevos de los parásitos no infectan al pájaro en este caso, sino que recorren todo el aparato digestivo y son expulsados con las heces. Parece que éste sería simplemente un sistema de dispersar la descendencia por otros lugares e infestar nuevas colonias de hormigas.

El artículo se halla "en prensa" en The American Naturalist.

sábado, 19 de enero de 2008

Veterinary Sciences Tomorrow: información veterinaria rigurosa y comprensible.


Veterinary Sciences Tomorrow es una revista veterinaria online lo suficientemente divulgativa para el veterinario clínico con menos tiempo y lo suficientemente rigurosa para el investigador más exigente. Estas características, posiblemente debidas a su impresionante consejo editorial, la convierte en un recurso muy recomendable para veterinarios de todas las especialidades y otros colegas.

Como se puede leer en ella:
Veterinary Sciences Tomorrow is a refereed journal that provides reviews and opinion papers only, not original experimental data. It is an international current awareness journal for veterinary and related research scientists and publishes a new issue every three months. Inbetween issues there are regular updates, including items in the News and Education sections, Letters to the Editor, etc. Our articles, reviews and editorials intend to provide up-to-date scientific information that is interesting and relevant to all those working in the veterinary research environment, in its broadest sense.

Presenta artículos de revisión, metodológicos y de opinión. Además, resume amenamente artículos aparecidos en revistas científicas. Entre estos últimos, algunos recientes:
  • Dogs as sources and sentinels of parasites in humans and wildlife, northern Canada
  • Impact of globalization and animal trade on infectious disease ecology
  • Rodents quickly learn to interpret verbal cues
  • Eating chocolate and the risk of dying (¡riesgo para los loros!)
Foto: imagen al microscopio óptico del parásito Otodectes cynoti, obtenido del oído de un gato.

lunes, 14 de enero de 2008

Riesgos laborales en la investigación

Se pudo leer la semana pasada en ABC:

El fiscal ve delito en el accidente que dejó ciego a un becario del Instituto de la Grasa

La ex directora del Instituto de la Grasa y otros tres trabajadores del mismo centro se enfrentan hoy a penas de hasta dos años de cárcel por su presunta responsabilidad en el accidente que, en junio de 2001, dejó ciego a un becario del centro, al que durante una mudanza le estalló en las manos un bote que contenía una sustancia indeterminada. El fiscal acusa a la ex directora y al ex gerente del centro, a una auxiliar y a un conserje, que era delegado de Riesgos Laborales, de presuntos delitos contra los derechos de los trabajadores y lesiones.
El juicio está previsto que concluya hoy en el Juzgado de lo Penal número 8 de Sevilla, ante el que se llevará a cabo la prueba pericial con la comparecencia de dos técnicos, uno de ellos del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), del que depende el Instituto de la Grasa, que han aportado a la causa un duro informe sobre las medidas de seguridad en dicho centro de trabajo, según recoge Efe.
El accidente ocurrió en la sede del Instituto en Sevilla el 6 de junio de 2001, cuando el becario J.M.S.D., que había terminado la carrera unos años antes, participaba en una mudanza de laboratorios y transportó un bote con una sustancia que no ha sido identificada, pero que, debido al movimiento, le estalló en las manos y le causó una ceguera irreversible.
La víctima retiró en su momento las acciones penales contra los inculpados, tras recibir una indemnización de 720.000 euros, pero la Fiscalía se ha mantenido en el proceso al advertir la posible concurrencia de una conducta punible en los responsables del Instituto de la Grasa.
Según se puso de manifiesto en las dos primeras jornadas del juicio, el traslado de los recipientes con sustancias peligrosas fue realizado por dos becarios porque previamente se había negado a hacerlo el personal de mantenimiento, que sí hizo la mudanza de los muebles.
Tras el accidente, según afirmaron varios testigos, la jefa del laboratorio donde se produjo la explosión llegó a decir: «Eso lo hacen mis niños».
La entonces directora del Instituto, A.H., manifestó en su declaración ante la juez que los dos becarios, al ser bioquímicos de profesión y uno de ellos doctor, deberían estar al tanto de las medidas de precaución para manipular sustancias peligrosas, algo que se va aprendiendo en la universidad y en el trabajo diario.
Por su parte, el becario afectado dijo a la juez que hizo el traslado porque le pareció que esa era su misión, «que estaba allí para todo y que todo era una ocasión para aprender».
Según el lesionado, él y otro becario trasladaron primero los aparatos y las muestras biológicas con las que estaban trabajando, y luego empezaron a trasladar hasta una caseta unos botes viejos y sin etiquetar que quedaban almacenados en una estantería. Los becarios disolvieron algunos de los productos con agua y los trasladaron a dicha caseta, donde J.M.S.D. se dio cuenta de que el contenido de un bote quemaba y echaba burbujas. Cuando intentó ver su contenido le explotó en la cara.
El segundo becario acudía todos los días al Instituto de la Grasa sin ninguna vinculación laboral o académica, ya que su beca había terminado seis meses antes, según se afirmó en la vista.
Una nueva auditoría realizada en 2005 volvió a denunciar que en todos los laboratorios del centro seguía habiendo botes sin etiquetar, según dijo a la juez F.G.M., jefe de uno de los laboratorios.
Otras noticias anteriores respecto a este caso aquí y aquí. En el primero de los artículos puede leerse que «los residuos líquidos se eliminaban mediante la apertura de botellas en la azotea del edifico para que se evaporaran, mientras que la eliminación de los residuos sólidos se producía mediante su quema en el campo en la localidad de Bellavista».
Recordemos además el caso del biólogo que llevó a los tribunales a la Universidad de Santiago tras una caída cuando ya había acabado su beca.

A mí el caso del Instituto de la Grasa me suena extremadamente familiar. Durante la realización de mi tesis me vi obligado a hacer unas cuantas barbaridades que no voy a citar, en general motivadas por la falta de medios, y a las que no te podías negar por miedo a que te dieran boleto. Además un becario recién salido de la Facultad tiene a menudo entre 23 y 25 años, edad a la que por sí se es poco prudente (no debería ser así un investigador) y es cierto que dentro tienes ese sentimiento como dijo el pobre becario afectado: "estaba allí para todo y que todo era una ocasión para aprender".

Es sin embargo cierto que la prevención de riesgos laborales se toma cada vez más en serio. En cualquier caso, es otro aspecto en el que estamos a años luz de otros países. Aquí sigue dominando el "total, si nunca pasa nada...".

jueves, 10 de enero de 2008

¡Mardito roedore!

Debido a ser conocido en el entorno de uno como “al que le gustan los bichos” o incluso como “el ecologista”, sirvo de paño de lágrimas o buzón de quejas a una serie de personas disgustadas por las actuaciones dirigidas a proteger a determinada especie silvestre. Mi tío, ingeniero de caminos de una importante constructora, sonreía ufano cuando de uvas a peras nos veíamos y antes de decirme “hola” ya estaba quejándose con sorna de tener que hacer pasos de faunas en sus imponentes autopistas. Mi tía sevillana aprovechaba cada visita mía para despotricar sobre la paralización de la restauración de cierta iglesia de la ciudad porque los cernícalos estaban criando. Mis amigos culipardos me lloriquearon durante años por la paralización de las obras del aeropuerto ciudadrealeño, para el cual habían escogido una zona de especial protección para las aves. Y, recientemente, me sucedió algo similar al ir a pasar las navidades a la bonita ciudad de Lublin, al este de Polonia. Allí, escuché impertérrito cómo las obras de ampliación del aeródromo de la ciudad, al que querían convertir en aeropuerto como dios manda, han estado paralizadas durante años pues junto a él existe la más importante colonia en Europa de cierta especie que, debido a las diferencias entre los idiomas, yo no llegaba a entender cuál era (por cierto, al final van a construir un nuevo aeropuerto en otra zona. Hay que ver estos bichos que siempre tienen que vivir donde se propicia una construcción…).
Lo bueno de ser un poco ignorante es que siempre puedes aprender algo nuevo. Me repetían que el animal se llamaba “suseł” en polaco, y que dormía durante el invierno. En seguida vino a mi mente el oso (evidentemente no se trataba de este bicho, pues conozco más o menos su área de distribución en Polonia, y además parecía que se trataba de un roedor; aunque claro, los profanos se lían con las taxonomías). También pensé en las marmotas y los lirones, pero no se trataba de ninguno de ellos. Al final, gracias a internet (no teníamos a mano ninguna otra fuente de información), llegué a la conclusión de que se trataba de una especie de ardilla terrestre. Yo sólo conocía de su existencia en Norte América (posiblemente porque es de donde viene el 95% de los documentales), pero resulta que en Europa tenemos unas cuantas especies: hasta cinco. Si bien tres de ellas sólo habitan más allá de Ucrania, las dos restantes se distribuyen por varios países del este de la UE. En concreto, el bichillo que tantos quebraderos a dado a los lublineses ha sido la ardilla terrestre moteada (Spermophilus suslicus). Es un bicho tan raro que no tiene foto en mi página de cabecera para estos casos, la European Mammals Assessment. Así que he hecho una cutre-foto a la guía de fauna polaca que me han regalado:
Sí que se puede leer en dicha página, en el apartado “Major threats”, lo siguiente:

It is threatened by the loss and fragmentation of appropriate habitats. Causes of habitat loss include expansion of agriculture and forestry, urbanisation, reclamation of wasteland and industrial development (Glowacinski et al. 2001, Piskorski 2005, Z. Glowacinski pers. comm. 2006). More than 50% of the remaining Polish population is threatened by the expansion of Lublin airport (A. Gondek pers. comm. 2006).

Su mapa de distribución es el siguiente:
No tengo nada personal en contra de los habitantes de Ucrania, Rusia y Bielorrusia, pero es evidente que sus gobiernos no se caracterizan por su defensa del medio ambiente. Así que la pequeña población polaca necesita ser, a mi entender, estrictamente protegida.

Como curiosidad, el nombre dado a su género (Spermophilus), significa “que le gusta el grano”. Seguro que algún malpensado ya le había buscado otro sentido…

miércoles, 9 de enero de 2008

De perdices suicidas

Durante un estudio relativo a la ecología y las enfermedades de la perdiz roja que llevamos a cabo en Medina Sidonia (Cádiz) entre 2000 y 2001, colocamos, como es frecuente en este tipo de estudios, emisores de radio-seguimiento (radio-tracking) a numerosas perdices silvestres con el fin de estudiar sus movimientos, uso del espacio, alimentación, tasas de supervivencia, etc. Para ello, las localizábamos por la noche con focos halógenos y las capturábamos con grandes redes. El emisor es un pequeño dispositivo que se les coloca a las perdices a modo de collar alrededor del cuello.
Desgraciadamente, observamos que una parte de ellas murieron a las pocas horas tras su liberación. La causa de su muerte se debió en unos casos a la enfermedad conocida como miopatía de captura; en otros, a heridas causadas por las propias perdices al intentar quitar su emisor; y en algunos casos, a ambos hechos.

Radio-localizando a una perdiz.


La miopatía por esfuerzo (exertional myopathy en inglés) es una enfermedad que puede ser mortal, que puede darse en condiciones naturales debida a un sobreesfuerzo de un animal, por ejemplo al intentar evitar ser cazado por un predador. Aunque no se conoce bien su patogenia, básicamente consiste en una acidosis metabólica debida a elevados niveles de ácido láctico producidos por la glicolisis anaeróbica por una actividad muscular intensa. Existen factores predisponertes como una temperatura ambiental alta, factores genéticos o posibles deficiencias en selenio o vitamina E. La miopatía de captura, por su parte, se produce cuando la causa de este cuadro se debe a actuaciones humanas, por ejemplo la colocación de radioemisores como en nuestro caso, pero también durante el transporte de animales silvestres. No siempre se produce, y no está muy claro a que se debe. Ciertas especies, como el corzo, son muy susceptibles de padecerla.

Por su parte, nunca se había reportado en la literatura un caso de “suicidio” como el que nosotros observamos. Las perdices, una vez liberadas, intentaban desesperadamente quitarse el collar con sus patas. Estos movimientos tan bruscos les producían, por un lado, las lesiones de miopatía (confirmadas por estudios histológicos y por bioquímica sanguínea), y por otro, heridas como la de la siguiente imagen, en algunos casos mortales.


Imagen: sección de la piel, carótida y tráquea en una de las perdices "suicidas".


Además de algunas observaciones directas, se encontraron bajo las uñas de las patas de todas las perdices afectadas restos de plumas o sangre, derivado de los intentos de quitarse el collar.
El factor más importante que pareció encontrarse relacionado con la aparición de estos síntomas fue la edad, pues sólo perdices juveniles (entre 10 semanas y un año) presentaron estas lesiones (14 de 46), mientras que ninguna de las 48 perdices adultas (> 1 año) sufrió ningún problema (las cuales se aparearon, pusieron sus huevos y sacaron adelante a los pollitos con el emisor puesto).
Existen bastantes trabajos que ponen en evidencia consecuencias negativas a la colocación de radio-emisores en los animales silvestres, como comportamientos anormales, lesiones asociadas al emisor, o que hace a los animales más conspicuos (o sea, que se les ve más) y por tanto más visibles para un predador.
La comunicación de casos adversos resulta muy importante en estudios experimentales como el que realizamos. Por suerte, la perdiz roja presenta abundantes poblaciones en la península Ibérica, pero estos resultados pueden resultar útiles cuando se considere la posibilidad de radio-marcar otras especies amenazadas.

El artículo original, para el que le interese, es el siguiente:
Höfle, U., Millán, J., Gortázar, C., Buenestado, P., Marco, I., and Villafuerte, R. 2004. Self-injury and myopathy in live-trapped red-legged partridges. Wildlife Society Bulletin 32: 344-350.

Me lo podéis solicitar en alimanasyvermes@gmail.com
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